Bergen y los Fiordos suroccidentales

Navegando por internet, encontramos una oferta de vuelo con Vueling, Barcelona-Bergen por 100€ ida y vuelta, no lo dudamos mucho y le dimos a comprar. Qué ilusión! Noruega es un destino siempre deseado. La sorpresa vino cuando hojee la guía turística de Noruega y fui consciente de la inmensidad de ese país, de la cantidad de lugares que hay para visitar y de las largas distancias. Me dí cuenta de que una semana (y más en otoño) no daría más que para un primer contacto, un "tastet" como decimos aquí. Así que, busqué en el mapa donde estaba Bergen y la región suroccidental, por cercanía.

Las opciones de ver glaciares y fiordos eran tantas que no sabíamos cómo calcular nuestra ruta, así que siguiendo un poco la guía (Lonely planet) escogimos la zona de Bergen hacia el sur, donde se encuentra el púlpito (Preikestolen en noruego), gran roca a 600 metros de altura en la que la gente se hace la famosa foto que no nos podía faltar. El resto estaba por descubrir.

Pasamos la primera noche en Bergen. El apartamento que encontramos por Booking, estaba en un barrio humilde de la ciudad, desde el que se podía llegar andando al centro. Al ser un sábado había bastante ambiente en la calle, gente paseando, comprando, cenando. La temperatura era bastante agradable para la hora que era y teniendo en cuenta que era octubre.

Bergen de noche
Hardangerbrua (el puente colgante más largo de Noruega)
A la mañana siguiente cogimos el coche que habíamos alquilado en el aeropuerto y nos dispusimos a conducir por los famosos fiordos noruegos, sin saber muy bien a qué nos enfrentábamos. La primera cosa a tener en cuenta a la hora de conducir es que las carreteras noruegas son buenas, pero la velocidad está limitada y hay radares. Además, algunas rodean los fiordos pero otras los atraviesan con largos túneles o puentes colgantes que generalmente son de pago. Los peajes (Autopass) son distintos a los de aquí, no debes parar a pagar, sino que leen la matrícula. Si el coche es de alquiler suele llevar un aparato parecido al teletac que te da paso y que luego te será cargado por tu compañía de alquiler. Si es tu vehículo debes inscribirlo en esta página web, dando un número de tarjeta de crédito en la que se te cargarán los importes. Si quieres evitarte un dinerito puedes configurar el navegador para que evite los peajes, pero ten en cuenta que entonces darás bastantes rodeos o te verás obligada a coger ferrys.

Hardangerbrua (el puente colgante más largo de Noruega)

Túneles con peajes y rotondas incluidas















Nuestra carretera elegida fue la R-13, famosa por sus maravillosas vistas. La seguimos, pasando por túneles y puentes. Maravillados por los paisajes, cascadas, lagos, fiordos... mires donde mires hay una foto bonita que hacer.

Nuestra primera parada para estirar las piernas fue una pequeña excursión en el Parque Nacional de Hardangervidda. Una ruta fácil para ir aclimatándose y conocer un poco el terreno. Recomendable si tenéis tiempo, pero prescindible si vais con los días justos, porque es bonita pero no impresionante.



Seguimos nuestro camino y nos paramos a comprar unas manzanas, cosecha típica en esta época del año. Veréis puestos en las carreteras en los que no hay vendedor, sino una cajita donde depositar el precio de lo que te lleves. Sí, sí, coges lo que necesitas, pagas y te vas (algo que, desgraciadamente, me parece bastante imposible que pueda suceder aquí sin que alguien saquee la caja).




La siguiente parada fue Odda, ciudad mal calificada en las guías, pero que a mi me gustó. Es pequeña pero tiene su encanto. Además pudimos comprar unas chaquetas a buen precio. Esta vez el alojamiento lo encontramos en AirBnB. Es el lugar perfecto para poder acceder a varias excursiones muy interesantes, entre ellas el Trolltunga, aunque en esta época del año no lo recomiendan. Nosotros decidimos hacer una excursión no tan famosa pero que fue un acierto. Salía desde un poco más arriba del camping de Odda.

Dejamos el coche en un aparcamiento (porque en los laterales de los caminos está prohibido) y empezamos una ruta que parecía lejos de un glaciar, pero que nos llevó justo hasta la lengua de éste.

La excursión se fue poniendo interesante a lo largo del camino, encontramos puentes, cuerdas, escaleras... muy entretenida y divertida. Y el final valió la pena.










El resto del camino siguió regalándonos paisajes preciosos. Inevitable hacer fotos y querer compartirlas.





















Aquella noche dormimos en Jorpeland cerca de Stavanger. La casita estaba muy bien y los anfitriones fueron muy hospitalarios. Por la noche llovió, pero la mañana se levantó amable y nos dirigimos al famoso Preikestolen (el púlpito).






Dejamos el coche en el aparcamiento de pago y empezamos la excursión, que está perfectamente señalizada, aunque al llegar arriba nos desviamos un poco y acabamos por encima de la famosa roca, así que tenemos fotos desde varias perspectivas. La excursión es aburrida al principio y con bastante desnivel, pero las vistas te hacen olvidar eso en cuanto estás en lo alto de los fiordos. Fantástico, no os lo podéis perder.

































Vista de la pared del Preikestolen desde arriba (600m)



Por la tarde nos fuimos a dar una vuelta a Stavanger, ciudad famosa y donde también llegan vuelos low cost y cruceros. La lluvia nos acompañó, pero también tuvo su encanto.






















Al día siguiente la lluvia no nos dejó ni un momento, así que aprovechamos para conducir hacia el norte, disfrutando de esa auténtica Noruega con lluvia y niebla y sus paisajes extraordinarios.


Esperando al ferry


Casas con el típico tejado de hierba.


Nesflaten
Hicimos una parada de avituallamiento en un bonito puerto, famoso por ser zona turística después de la segunda guerra mundial. Nesflaten

Por la carretera nos encontramos a gente entrenando para esquí de fondo, y pasamos por las estaciones de esquí que aún se encontraban cerradas por falta de nieve.
















Estación de esquí vista desde la carretera

Aquella noche dormimos en Voss y por la mañana nos fuimos a visitar la zona. Unas cascadas glaciares  (Bordalsgjelet) un bonito paseo junto a río y una excursión muy entretenida a una antigua granja en la cima de una montaña (Husmanplassen nali)









En Eidfjord encontramos una curiosa zona de playa y dimos un paseo por una de las rutas que nos indicaron en la oficina de turismo.



La úĺtima noche la pasamos en Bergen, esta vez dormimos en un apartamento en la zona de Ulrik, que es el monte que está en la ciudad. Desde allí también hay algunas excursiones, pero ya no teníamos tiempo, así que dedicamos la mañana a visitar la ciudad y nos dimos un homenaje en el famoso restaurante del mercado de pescado FishMe. Totalmente recomendable, te sirven el pescado que tú eliges de los que tienen allí expuestos y te lo cocinan. Estaba todo muy rico y el precio bastante razonable. No os podéis ir sin probar el bacalao, el cangrejo y como no, el famoso salmón noruego.



Nuestra corta visita a Noruega en otoño me encantó y me dejó con muchas ganas de volver, en una época del año con más horas de luz y un poquito más de calorcito para poder disfrutar de otras actividades como los paseos en kayak, el barranquismo o un crucero por los fiordos. También nos queda pendiente viajar hacia el norte en invierno en busca de las famosas auroras boreales... pero desde luego que Noruega vale la pena, me parece que en cualquier época del año. 100% recomendable.



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